TUCUMÁN: Liderazgo y compromiso van de la mano
La participación de ciudadanos independientes en la función pública es un cuestión que debe promoverse, y sobre todo a las nuevas generaciones. Queremos presentar en este BLOG, un caso emblemático que se destaca por un liderazgo con notable capacidad de gestión desde la actividad privada al ejercicio de un cargo político. Se trata de Yerba Buena, en la provincia de Tucumán.
Tiene 80.000 habitantes, una población muy heterogénea, con un 25% de pobres, a pesar de que allí conviven con las personalidades más importantes de la provincia, desde políticos, empresarios, deportistas, escritores. Queda a pocos kilómetros de la capital provincial. Y en el sitio web del municipio, se pueden encontrar todos los ingresos y egresos (algo extraño, hoy en día) demostrando el alto nivel de transparencia. Logró que los 600 empleados municipales donaran una hora por día de sus tareas a continuar en el trabajo, algo que lógicamente se puede realizar por un sólido liderazgo, y provocando que el sindicato de municipales casi pase a la “extinción”.
El protagonista de la historia es el intendente de Yerba Buena, Roberto Martínez Zavalía, quien tuvo su paso como presidente de la Sociedad Rural local (desde donde intentó generar aportes a la comunidad que quiso canalizar con dos ONGs que creó, pero desde donde no tuvo éxito al procurar concretar esas acciones que se había propuesto).
Impulsado por el ánimo transmitido por propios y extraños, Roberto Martínez Zavalía armó, en un mes, una campaña electoral para competir por el sillón municipal, y ganó la votación. Armó un frente de partidarios e independientes que se sumaron a un proyecto que tiene como eje la realización de cambios profundos en la comunidad. Aunque hoy, sin embargo, no tiene fuerza partidaria propia, y eso genera dificultades como la de no tener ningún concejal (de los 10 que tiene Yerba Buena, que sea aliado ya que todos responen a partidos provinciales).
La campaña también es interesante para analizar, ya que sin recursos, no se alejó del sentido común y aclaró “desde el vamos” que no sumaría a los habitantes a trabajar como empleados públicos en el municipio (algo hartamente recurrente en miles de pueblos del país) y a cambio entregó 5.000 bolsas de semillas como símbolo para “sembrar futuro”, como llamando para mantener la cultura del trabajo.
Sus convicciones apuntan a que se deben ocupar cargos relevantes si se quieren cambiar las cosas, no debe temerse a comprometerse en política y hay que ser más audaz en cuanto a subir una escala en el rol que uno puede ocupar en una institución.
Supo armar un equipo de trabajo que apuesta a seguir conduciendo la Intendencia en el 2007, pero sabiendo que si no será Roberto Martínez Zavalía el próximo candidato, los hombres y mujeres que componen el equipo continuarán con el proyecto que ya está en marcha en Yerba Buena.
La persistencia de llevar a cabo proyectos para la comunidad hizo recorrer, con más de un fracaso, la senda que lo llevó a ejercer el mencionado liderazgo. Cuando su padre opina: “Esto tendrían que hacerlo de tal modo”, Martínez Zavalía responde: “papá, no has estado en política para opinar”; claro mensaje a motivar comprometerse para aportar acciones concretas desde espacios ejecutivos.
Tiene 80.000 habitantes, una población muy heterogénea, con un 25% de pobres, a pesar de que allí conviven con las personalidades más importantes de la provincia, desde políticos, empresarios, deportistas, escritores. Queda a pocos kilómetros de la capital provincial. Y en el sitio web del municipio, se pueden encontrar todos los ingresos y egresos (algo extraño, hoy en día) demostrando el alto nivel de transparencia. Logró que los 600 empleados municipales donaran una hora por día de sus tareas a continuar en el trabajo, algo que lógicamente se puede realizar por un sólido liderazgo, y provocando que el sindicato de municipales casi pase a la “extinción”.
El protagonista de la historia es el intendente de Yerba Buena, Roberto Martínez Zavalía, quien tuvo su paso como presidente de la Sociedad Rural local (desde donde intentó generar aportes a la comunidad que quiso canalizar con dos ONGs que creó, pero desde donde no tuvo éxito al procurar concretar esas acciones que se había propuesto).
Impulsado por el ánimo transmitido por propios y extraños, Roberto Martínez Zavalía armó, en un mes, una campaña electoral para competir por el sillón municipal, y ganó la votación. Armó un frente de partidarios e independientes que se sumaron a un proyecto que tiene como eje la realización de cambios profundos en la comunidad. Aunque hoy, sin embargo, no tiene fuerza partidaria propia, y eso genera dificultades como la de no tener ningún concejal (de los 10 que tiene Yerba Buena, que sea aliado ya que todos responen a partidos provinciales).
La campaña también es interesante para analizar, ya que sin recursos, no se alejó del sentido común y aclaró “desde el vamos” que no sumaría a los habitantes a trabajar como empleados públicos en el municipio (algo hartamente recurrente en miles de pueblos del país) y a cambio entregó 5.000 bolsas de semillas como símbolo para “sembrar futuro”, como llamando para mantener la cultura del trabajo.
Sus convicciones apuntan a que se deben ocupar cargos relevantes si se quieren cambiar las cosas, no debe temerse a comprometerse en política y hay que ser más audaz en cuanto a subir una escala en el rol que uno puede ocupar en una institución.
Supo armar un equipo de trabajo que apuesta a seguir conduciendo la Intendencia en el 2007, pero sabiendo que si no será Roberto Martínez Zavalía el próximo candidato, los hombres y mujeres que componen el equipo continuarán con el proyecto que ya está en marcha en Yerba Buena.
La persistencia de llevar a cabo proyectos para la comunidad hizo recorrer, con más de un fracaso, la senda que lo llevó a ejercer el mencionado liderazgo. Cuando su padre opina: “Esto tendrían que hacerlo de tal modo”, Martínez Zavalía responde: “papá, no has estado en política para opinar”; claro mensaje a motivar comprometerse para aportar acciones concretas desde espacios ejecutivos.
Etiquetas: liderazgo, Roberto Martínez Zavalía, Tucumán
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